Para dar inicio al proyecto se realiza una reunión conocida como «Energy Charrette» por la norma ASHRAE 209-2018 con la que se determina el propósito de la modelación y las medidas de desempeño con la que se evaluará las alternativas planteadas de solución al proceso. Las medidas de desempeño requieren del registro de datos de funcionamiento de los sistemas del proceso por un periodo de al menos 3 meses o más dependiendo de la complejidad del mismo. Si un proceso depende mucho del clima se recomendará el uso de una estación metereológica que registre los datos ambientales y en lo posible tener una evaluación de un año completo para tener un archivo climático completo, pero si no es posible, o el proceso es muy pequeño, entonces se predecirá el comportamiento climático y estaciones metereológicas cercanas mediante estrategias de Machine Learning. Adicional, se realiza un levantamiento de todo el proceso para determinar cada equipo y sistema que formará el modelo energético con que se va a simular el comportamiento del proceso. Para esto es necesario hacer «ingeniería inversa» y con las mediciones realizadas determinar las curvas de desempeño de los elementos modelados tales como ventiladores, bombas, calderas, etc. Si el proceso no tiene los instrumentos para tomar estos datos, se hará un documento de especificaciones que indique cuáles instrumentos hacen falta y con qué características para que el cliente pueda implementarlos. Si bien esto es un costo previo a la optimización, una buena instrumentación es el primer paso para la reducción del consumo energético de un proceso ya que, sin necesidad del estudio, las solas mediciones muestran condiciones anormales en el proceso a las que se les puede dar solución rápidamente pagando la inversión realizada. Al final, cuando se tengan ya todas las mediciones se terminará de calibrar el modelo térmico para que se comporte tal como se comporta el proceso y de ahí partir para establecer las posibles mejoras que se pueden implementar. Cuando se tenga el modelo se realizará una nueva reunión con el cliente para explicar el comportamiento del proceso, los problemas que tiene y las posibles soluciones de manera que el cliente plantee las limitaciones, restricciones y expectativas en el documento conocido como OPR (Requerimientos del Propietario por sus siglas en inglés). Todo esto será entregado al cliente para dar por terminada esta etapa del proyecto.